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lunes, 24 de diciembre de 2012

Where is my mind

Ojalá pudiera escribir sin inhibiciones, ojalá pudiera sólo ser yo, sin tener que dividirme en dos, sin tener esta batalla que llevo dentro, sin tener que elegir. Y mi cabeza está llena de miedos, de eternos retornos, de las mismas historias que no sé contar a nadie, porque la única forma en que podría hacerlo sería escribiendo, pero ya no puedo, no debo. Entonces busco lo que siento en palabras ajenas, leo poemas de poetas que se merecen que me cole entre sus palabras, y es tan infinita la soledad que se siente, es tan grande la impotencia de no poder escribir porque sería como tirarme al vacío, como dejarme llevar por la corriente de mis pasiones, como dejar todo atrás con pocas esperanzas de regresar. Y a veces tengo miedo incluso de escuchar canciones que me digan lo que quiero oír, de que mis oídos siempre oigan lo que quieran oír, y que mis ojos lean lo que quieren creer. Me aterra en realidad, sentir ese escalofrío que no sabe de nada, de ese optimismo que no sé de donde viene. No puedo dejar que la sinceridad escriba por mí, no puedo prometerme cosas que no puedo cumplir. Entonces me sigo equivocando, sigo errando, me sigo arrepintiendo, la torpeza se apodera de cada acto, cada palabra, cada pensamiento. Y sólo quiero recapitular, sólo quiero llegar al origen de todas las cosas que me atormentan, de todo esto que me tiene atascada en arenas movedizas de puros malos recuerdos. Por eso hay dos caras, y rara vez coincido en lo que pienso y lo que siento; entonces no sé como actúo, quién soy, si soy un lunes o un viernes, dónde voy. Y está de nuevo ese pensamiento, la pistola en mi boca obligándome a decir qué es lo que más deseo antes de morir, dudo, y la respuesta incierta me atormenta aún más.



domingo, 2 de diciembre de 2012

Release

"Los seres humanos no nacen para siempre el día en que sus madres los alumbran, sino que la vida los obliga a parirse a sí mismos una y otra vez"

Gabriel García  Marquez


No hay complicad más hermosa en el mundo que usar las frases de otros, no hay modo más sincero de darle las gracias a otro que citar su nombre. Esta es la historia de cómo he muerto en tantas oportunidads sin que mi alma se haya escapado de mi cuerpo, aunque un par de veces, quizás en algún sueño, ella casi se escapó. Pero vivir es un arte que nos toma las veinticuatro horas, y siempre vamos aumentando la escala de lo simple a lo complejo, sin asco, porque quién sabe el día en que necesitemos las armas que estamos cargando hoy. Yo me armaría con letras, con los mejores argumentos, porque siempre lo más difícil es buscar las palabras indicadas para definir la cantidad de cosas que existen y dejaron de existir en este mundo tan "avanzado". Cómo podré saber si estoy retrocediendo, simplemente miro un par de años atrás y recuerdo quién fui, si me río y me avergüenzo, es que algo cambió, para luego desavergonzarme y tomar el valor suficiente para amar hasta eso que dejé de ser. A veces se espera que la felicidad crezca de los árboles, como si para ellos fuera fácil dar frutas. A veces se cree que estamos solos, pero es la idea más egoísta que se puede tener. Prefiero ir a dormir esta noche, con mi empatía y mis sueños al hombro, que estar toda la vida arrepintiéndome por no ser hoy lo que quiero ser mañana, porque siempre mañana habrá una nueva cascada de sucesos, hasta que me muera de nuevo.

Una vieja historia.

No puedo plantearme metas abstractas, tengo que buscar la idea más concreta posible para salir de aquí. Salir, salir porque estoy encerrada y ni siquiera lo sabía. Una comodidad absurda se apoderó de cada uno de mis sentidos, me cerró los ojos y me dejó ver lo que quería que viera. Es siempre lo mismo, avanzar dejando todo tal como está, sin detenerme a reparar cada fisura, cada error, cada mancha. Y así se ve mi obra maestra, manchada, rota por fuera, rasgada por dentro. Ni siquiera puedo disimularlo, nunca lo he podido hacer, no sé mentir, ni quiero aprender. 
Pero estoy luchando, cada minuto que estoy sola conmigo misma lo aprovecho para volver, para perderme en mis pensamientos y recordar quién era antes de que se me nublara la vista y el corazón latiera con dificultad. Primero hay que tocar fondo, después asumir, luego volver, y pienso, en qué momento la superficialidad me puso sus anteojos. Debo parar de castigarme, por no ser más, por no ser menos, por no calzar en este molde que no existe. 
Hay que tener claro por qué se hacen las cosas, por qué se actúa, y cuando esté consciente de eso sabré si fue por la idea correcta, y si no, deberé buscarla sin descansar. Aún no dejan de pasar aquellas imágenes tortuosas, aquellas palabras ruidosas que no van dirigidas a nadie, pero tienen que detenerse en algún momento, debo filtrar. Tomarlo todo tan personal ha abierto viejas heridas, me ha hecho descender a niveles mutilantes, tengo que calmar al león enfermo que llevo dentro, tengo que sanar al colibrí que guardé en esta caja.
Por qué me cuesta mirar a los ojos a al simpleza, por qué me esfuerzo por verlo todo más complicado de lo que realmente es. Confiarme me asusta, desconfiar hace que todo se caiga a pedazos. Siempre he sabido que los extremos nunca me llevarán a nada, siempre me ha molestado generalizar. Pero todas las cosas que aborrezco se han puesto mis zapatos últimamente, y se creen con la autoridad suficiente para decirme qué hacer, descaradas, deberé apuñalarlas.
Tendré que lamentarme, tendré necesariamente que arrepentirme, tendré que castigarme, tendré que llorar por cada error que he cometido. O quizás todo pase simplemente, quizás todo se vuelva un recuerdo, ni bueno ni malo, sólo una imagen monocromática, sin sombras ni luces. Eso esperaría, aunque también se ha vuelto recurrente simplemente no recordar, a tal nivel que no existe filtro.
Admito que estoy perdida, pero no tengo miedo a retomar el camino, a volver esa palabra tan eterna, tan circular, tan constante, volver para seguir, retomar para avanzar, callar para hablar cuando sea necesario.
No sé cómo he podido hacer que algunas cosas funcionen si no soy yo, quizás sea porque lo superficial no necesite mucho mérito, si lo más fácil de la vida es hacerse el tonto y sufrir. Debo recordarme, debo encontrarme, debo hacerlo con todas mis fuerzas, o estaré en este punto mucho más tiempo del que debería, y no puedo permitirlo. Merezco algo más que las cenizas de un mundo imaginario, de un ideal carcomido por la decadencia de la realidad y el pánico escénico, no, debo trascender a esa mentira que alimentó a tantos poetas, toda esta metamorfosis no puede haber sido en vano. Mis ojos serán los únicos que merezcan mirar por mí, mi boca será la única que merezca putear por mí, mi mente será la única que pueda razonar por mí, mi alma será la única que debe elegir por mí.

viernes, 23 de noviembre de 2012

Justicia

Vuelvo como si no me hubiera ido nunca, sabía que lo haría, siempre se vuelve a lo importante. Desviada, perdida, lejos de mí. Tengo deseos de recuperar la autoridad que debo tener sobre mí, sobre mis ideas, sobre esos tramas torpes que no permiten que avance. Y me alejan más del camino, más lejos de lo que ya estoy. Dónde quedaron los libros, donde quedaron mis poetas, donde quedaron aquellas fuentes inacabables de literatura que me nutrían en los momentos difíciles, están, pero, también lejos. Por qué se piensa que huir es la mejor alternativa, por qué huir se llega a convertir en una alternativa. No puedo huir, menos de mi misma, pero tampoco puedo acercarme, estoy en el borde, en el limbo, en el castigo eterno de ser y no ser. Tengo miedo, tengo miedo a lo que depende de mí, más de a lo que no depende. Y qué hacer ahora, cómo recapitular, cómo caminar sin mirar atrás, cómo dejar de sentir que me equivoco hasta cuando respiro. A veces sólo agradezco tener otro día para hacer las cosas diferentes, para poder ser la misma pero aún mejor, para poder acercarme más a lo que quiero ser, para dejar de caer en errores infinitos y muchas veces inevitables. Me cuesta mirar adelante, me cuesta tener esa vista panorámica que me ha salvado tantas veces, me cuesta racionalizar, me cuesta mirarme a los ojos y hablarme sinceramente. Qué soy, qué he dejado de ser, a dónde se van los pájaros cuando no encuentran nido. A pesar de todo no puedo ser pesimista. A pesar de todo no puede ser tan difícil ser yo, el problema es la lucha interna, el problema es que la debilidad de las horas gastadas en desgastarme me tienen tan frágil como las hojas de los libros que dejé de leer. Y ser débil significa no poder luchar con todas las fuerzas, e incluso dejarme vencer. Habrá tiempo para volver al espiral, habrán nuevos días, habrán nuevas lunas, habrán nuevas preocupaciones y nuevos puntos de vista. Quién soy yo para decirme que sí, quién soy yo para decirme que no. Quién soy yo para mentirme.

viernes, 16 de noviembre de 2012

Espirales

Tengo miedo a caer, tengo miedo a tropezar con mis ideas, están todas derramadas en el piso. Hoy quiero escribir de la forma más oculta, desde un anonimato que sé que no existe. Lo único que tengo es mi seguridad, la fortaleza de que no me estoy equivocando. No quiero tener miedo, no quiero que mis ideas me aten los pies, no quiero que nadie ni nada lo haga. A veces escribir se vuelve una actitud desesperada frente a la vida, que evita que caiga al vacío. El vacío, tan inmenso, dueño de nadie, parásito de las vidas. No puede estar hablando otra persona que no sea yo, no puede haber nadie más que yo, quién más podría estar usando mis palabras. Entonces, esto es lo que soy, y los miedos se van borrando uno a uno, van cayendo como edificios abandonados, van dejando de quitarme las posibilidades. La tristeza no apunta hacia un mal lugar, la tristeza pura y sincera de un viernes en la tarde, una tristeza digna de toda nobleza, una tristeza tan mía como yo. 
Círculos, quién quiere vivir en ellos. Cuadrados, pocos quiere salir de ellos. Espirales, tiene más sentido. 

miércoles, 29 de agosto de 2012

Estúpidas y sensuales coincidencias.

Advertising space

Es posible ser sólo un espectador en tu vida, que sea alguien más que tome las decisiones, que todo parezca narrado por un hombre con voz ronca que me llama por mi nombre como en la película más mundana. Es muy cómodo, pero es necesario tener protagonismo, de qué sirve preguntarse tanto, quién dice que este es tiempo libre. El ocio hizo a muchos poetas, el ocio hizo a muchos pensadores, pero el ocio no puede abastecerse del oxígeno de mi alma, no puede ser la atmósfera, no puede ponerse mis zapatos. Qué ocurre cuando no espero nada y los personajes de mis libros se convierten en simples entes de ficción, ya no hablo con ellos, ya no les creo a los novelistas que pretendieron algún día hacerlos vivir conmigo. Me gusta escribir cosas que no son de acá, de esta tierra seca y podrida por las mismas semillas que corrompen mis instintos, pero no puedo cerrar los ojos para siempre y hacerme a creer a mí misma que tampoco soy de acá, porque hoy justamente siento como mis pies saborean la dicha de estar viva. Lo que antes era importante pasó a tener dudosa jerarquía en mi lluvia de ideas, en la corriente de la conciencia. Es que mi cabeza está llena de imágenes, imágenes que cada vez son más borrosas. El olvido está jugando un papel importante, está usando su imaginación desbordada, y me empecé a preocupar cuando dejé de recordar lo importante, pero quién sabe qué es realmente lo importante. Para eso escribo, para recapitular, para torcerle el cuello al cisne, para recordar de qué estoy hecha. No puedo tener todas las respuestas, no creo que pueda lograrlo en dieciocho años, y por eso espero que la experiencia vaya hablando por sí misma, queda mucho por vivir. No quiero contar nada más, porque lo que viene lo estoy recién conociendo, lo que viene va a ser lo más hermoso de las infinitas horas que he pasado pensando en lo frágil que es el destino, en lo que no debo olvidar, en lo que quiero hoy, en las ideas que hacen que se me llenen las horas de vida. No es tiempo perdido, veo quien va ganando esta lucha interna.

jueves, 5 de julio de 2012

Círculos

Círculos, repeticiones eternas de cosas que vuelvo a sentir, las mismas escenas, la vida implícita en palabras incomprensibles. El sentido se pierde diariamente, en la misma forma que se gana y se malgasta. Por qué debo convencerme, por qué debo consolarme, por qué debo darme palabras de apoyo para poder superar un frío jueves. Dónde se esconde lo que quiero, por qué tengo tantas dudas, dónde está lo que quiero para mí, donde está en lo que quiero creer. Lo intento, no sé si fallo, avanzo con cansancio acumulado. Ocupo horas en el sinsentido, descanso mis ideas en lugar que no conocía. Por qué se repiten mis historias, por qué soy parte de la misma idea que encierra todo, que me dice que existe una realidad, una realidad que he seguido ciegamente, una realidad a la que aspiro y por la que suspiro. Yo no soy cómplice de nadie más que de mí misma, también soy rehén y víctima. La objetividad vuela de mis manos, se escapa, no me deja pensar con la cabeza, el corazón pide a gritos un espacio en mis palabras. La incomodidad que siento al no encontrarme a mí misma, la negación eterna de querer ser otra, ser otra que no soy yo ni nunca seré. Actuaré de acuerdo a mis instintos del alma, de acuerdo a lo que la experiencia me ha regalado en fuentes de vida eterna. Estoy llena de preguntas que me dan respuestas, que me hacen sentir viva, que me hacen sentir que soy un personaje activo en mi propia creación. No quiero nada que me pueda dañar, no quiero vivir de mentiras, quiero una verdad que duela. Por qué siento que estaré preparada para lo peor, qué me da la seguridad de ir por el camino correcto. Todo me guía a volver a dormir, a soñar símbolos, signos, ideas que están tan dentro de mí como fuera. Nuevamente no hay contexto temático, espero no sentir mil veces las mismas cosas, ni disponer de ellas para armar algo que estoy en proceso: volví a morir.

jueves, 21 de junio de 2012

Out-time

Sé que no es momento de escribir, sé que no es tiempo de escribir, pero cuando te encuentras en el limbo, en la confusión encarnada, no hay otra escapatoria. La eterna desgracia de quién sabe que podrá valorar cuando todo esté perdido. Los inútiles intentos por tratar de hacer las cosas cambiar de temperatura, por tratar de  no caer de nuevo en el abismo, por tratar de que esta sea la última vez. Y nunca nada ha estado en mis manos, o al menos eso es lo que me he hecho creer. Un secreto miserable que ya no es hermoso, una moneda con dos caras, una máscara de día una máscara de noche, cuál es el verdadero, quién es invierno y quién es verano. Un punto de vista más realista, pero aún no refinado. Una realidad siempre eclipsada por la iniciativa de los crudos sentimientos, por no querer escuchar las verdades que retumban en mi ausencia. De nuevo, qué se yo de discriminar, qué se yo de interpretar, qué se yo lo que se debe elegir.

sábado, 9 de junio de 2012

Soup

Sonó el timbre, ella abrió la puerta, lo encontró ahí, empapado y eterno, como siempre lo esperó. No lo dudó ni un instante, lo invitó a entrar, tenía la chimenea encendida y el ruido crujiente de la leña era el soundtrack del momento. Había estado cocinando, para ella y nadie más, y él llegó en el instante preciso, justo a tiempo para detener un par de pensamientos existenciales e inútiles que iban a invadir su cabeza en unos segundos. Él entró tímido, pensando que la casa iba a oler a mujer soltera, pero se sorprendió, esto era totalmente diferente, y no encontró palabras para describirlo. Ella cruzó los dedos y caminó hasta la cocina, él la siguió y se sentaron frente a frente, escucharon llover. 
No sabían de qué hablar, sólo mostraban una sonrisa de medio lado, tenían claro que era la escena más cliché de sus vidas. Justo ahí fue cuando a él le rugió el estómago, entonces ella miró la olla y le sirvió un plato de sopa. Los minutos siguientes se convirtieron en una de mis escenas favoritos, él comía apresuradamente, disfrutando cada sorbo de sopa, hacía sonar la boca y ella estaba a punto de explotar, pero otros sentimientos fueron más fuertes que la histeria y la controlaron. Se conmovió, se lo había imaginado así alguna vez en sus sueños, como un niño, en sus brazos y en su casa, en su silla, en su vida. Cómo verlo comer podía provocarle esa extraña sensación de dicha, calma y plenitud, estaban tomando su corazón, le estaban robando el alma, eternamente entregada a esos labios que no paraban de hacer ruiditos groseros. En ese instante despertó, despertó estando despierta, despertó con tres palabras muy simples "me tengo que ir". Y lo dejó ir, pero él desde ese momento entendió que nunca se había ido y que jamás lo haría tampoco, se quedó atrapado entre sus ojos intensos, entre sus paredes de madera, entre su olor a comida, entre ternura y noches sudorosas, en una promesa entre el cielo y la tierra.

viernes, 4 de mayo de 2012

Vuelvo

Vuelvo a escribir, vuelvo por los mismos motivos de antaño, vuelvo. Ella me dijo que iba a ser difícil, no le creí, eso no lo hace más fácil. Vuelvo a manosear las mismas preguntas de antes, y no me he dado el tiempo, porque no puedo decir que no lo tengo, de responderlas. Vuelvo a darme cuenta de lo ignorante que soy de la vida, de sus misterios y sus engaños, de sus trampas y sus milagros. Ahora tengo que decidir, si quedarme o avanzar. 
Las personas son tan diferentes pero buscan la felicidad por igual y de una forma u otra vamos a llegar todos al mismo destino, porque todos estamos hechos de lo mismo. Yo busco amor, yo busco un sentido y no quiero que nadie me lo imponga, ni siquiera yo. Ojalá no sintiera con tantas fuerzas, ojalá me consumiera la apatía, ojalá viera todo más claro, ojalá dejara de soñar mentiras. Vulnerabilidad, miedo, inseguridad, cobardía. Deseo silencio profundo, una pausa larga, una causa justa, un infierno lejano. Me da nostalgia lo que dejé atrás, me da nostalgia en lo que me estoy convirtiendo, me estoy alienando, me está consumiendo la vida académica. 
Cómo algo tan terrenal y pragmático me lleva a querer escribir algo tan subjetivo e irracional; o quizás muy humano y racional. 
En realidad no sé si es un retorno, tampoco sé si es un avance, si es necesario, si es vital, si... si tuviera las cosas más claras. 
Tengo sueños que no recuerdo, tengo sueños que me gastan, tengo sueños que me asustan y se alejan de la realidad a niveles tortuosos. Tengo sueños de la vida, de la muerte, de la mierda, de la esperanza, que a pesar de todo no se agota, ni se extingue.  Pero mi viejo optimismo relativo, se está mudando de casa, pero tiene que establecerse. Quiero aprender con toda mi alma a vivir, quiero aprender de la vida, y no me quiero rendir. Quiero ser yo y sentirme contenta, quiero reírme en los pasillos, en el almuerzo, antes de dormir y también mientras sueño. 
No se trata de volver o de regresar, se trata de cambiar, se trata de entender, se trata  de sacar provecho a la puta experiencia, para que todo tenga sentido por sí mismo.
Creo en las señales que me envía el universo y una vez más le haré caso a mis equívocos instintos. 

sábado, 7 de abril de 2012

Difícil no desviar la mirada, inútil mirar por la ventana. Ese último día fue un insulto a todo lo que he estado creando. Me conformaría con poco, pero aún así pediría más. Pediría más por alcanzarlo. Todo está en la mente, al menos lo que me tiene que tranquilizar por hoy. Qué sé yo de equilibrio; vuelvo a las preguntas retóricas. Qué pasó con la objetividad; se la llevaron, o mejor dicho yo lo permití. Necesito ordenar lo que está en mi cabeza y dejar de pensar en el final. Ver el cuadro completo serviría de mucho, pero mi mirada subjetiva se está comiendo todo lo que me quedaba. Necesito volver a mis cabales, necesito volver a ser yo. He esperado toda mi vida y ahora vengo a impacientarme. Qué es esto. Un fin de semana largo que sabe amargo y me arrastra a caer. Y más bien es una molestia, es un malestar, es un peso que no necesito en un día como este, necesito la objetividad. Volví a soñar. Pero tampoco estoy abajo, estoy de espectadora, esperando a ser protagonista. Debo dejar de esperar, pero no sé tampoco si debo actuar. Qué hago. Mentalizar. Discriminar. Ordenar.

martes, 3 de abril de 2012

Sentido

El sentido de la vida se cumple como una promesa. Me demoré tanto en descubrirlo. Ya no necesito falsos alientos, no necesito lindas canciones melancólicas, no necesito buscar respuestas, todo eso ya lo tengo. Deseo  cosas tan pequeñas, tan dulces, tan fáciles de cumplir y a la vez tan distantes. Pero es más fácil vivir cuando pides poco y actúas mucho. Una mente más objetiva simplifica las cosas, porque en verdad todo es más simple de lo que pensé. Y siempre se trata de actuar de la forma correcta. No cuesta mucho ser feliz, y tampoco cuesta putiar. Soy tan terrenal que se me olvidó como escribir. Me caí tan fuerte que aprendí a vivir, y gracias a eso soy lo que soy. Y volvería a caer si fuese necesario.