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jueves, 31 de octubre de 2013

R.

Ese escalofrío de un invierno que sólo se que está dentro de mí. Un escalofrío que no sentía hace tiempo y que incluso me hace sentir miedo. Sí, miedo, siempre estoy hablando de miedo, pero este miedo es un miedo atrevido, que se desvestiría sólo porque lo vieran morir. Por un instante me despego del mundo, y unas luces pequeñas se encienden en mi interior, ellas lo saben, quizás es el comienzo de un final que ya vi venir. Es un desastre. Pero esto me da más ganas de vivir, de sentir, de sentir tanto como siento en esos sueños que quiero soñar, porque durmiendo sigo viviendo la vida que quiero y no quiero vivir. Pero no soy otra, adormecida soy la misma que en la vigilia. Eso a veces me gusta, pero otras veces me llena de un terror a la locura, un terror a irme para siempre y no volver jamás. Y no poder ver nada de lo que está palpitando aquí, frente a mí, como si me recordaran que corre sangre por mis venas. Sí, el escalofrío persiste y llega a ser misterioso, misterioso como esas ansias que tengo de estar en otro lugar, en otro lugar que se parezca a este y en el que pueda echar raíces para despedirme de esta desgarradora levedad. Ese es el sueño, ese es el deseo, el deseo que me recorre como el frío que fluye por mis huesos sin miedo, es increíble. Y no sé que pasará, no sé si podrán las cosas ser diferentes, pero al menos puedo saber que el miedo está acá adentro, y que con tan solo hablar podría cambiar algo, algo que sé que me llevará a tierras diferentes. 

jueves, 10 de octubre de 2013

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Calma, cierra los ojos, siente el viento en tu pelo, siente como la tierra late bajo tus pies, está viva, tú estás vivo. No hay nada más, ya no existe el dinero, no existe el reloj, no existen el deseo. ¿Escuchas el silencio? ¿Sientes en tus propias venas correr tu sangre? Sigues vivo.
    Aunque se abra la tierra, aunque el agua se seque, aunque el aire se extinga, aquí estarás. 
Tu pelo se cae, tu piel se seca, tus uñas dejan de crecer, tus huesos se quiebran, tu piel es polvo, tu olor se esfumó. Y aún sigues aquí, estás vivo.
    Llegó lo que esperabas, el mar se abrió de par en par, eso que querías cayó del cielo, eso que creías que era amor te remeció el alma ¿Y para qué? ¿Para ser feliz? ¿Lo eres? Sólo sé que todavía estás vivo.
    Y esa, sí, esa, tu peor pesadilla, la lograste vivir ¿Te desgarró las entrañas? ¿Te hizo conocer el infierno? Sí, eso te hizo sentir más vivo todavía, y ahora puedes decir que eres humano. Quizás deseaste morir, quizás buscaste a Dios sin respuestas. Quizás lo encontraste.
    Tienes un intenso miedo a ser pesimista, tienes miedo a que el infierno en verdad esté acá, a que tu optimismo fuera el mal chiste de alguien que te pensó al revés. Y nunca te vi detenerte, dentro de cada fuego también hay agua.
    ¿Por qué sigues vivo? No esperas un mundo mejor, no esperas una vida mejor, no esperas nada, quizás hayas encontrado la respuesta. Prefiero no saberla, prefiero esperar sin esperar la mía.
    Nada termina, y aunque mueras todos los días sigues vivo, porque quieres estarlo, ¿cogito ergo sum?