Llega un momento en el que te das cuenta que algo funcionó mal, la pila del reloj se acabó, pero quedan las esperanzas que sólo te atan a las
ilusiones, a lo que quieres, pero no existe.
Sólo queda eso, soñar con que en algún día, todo sea como soñé, y que lo demás, lo que sobra se vaya, se pierda entre las risas y los llantos, que no me siga mirando con cara de que le debo algo. Extraña sensación de inseguridad conmigo misma, y es más extraña aún cuando no me siento preparada para nada, menos para ti, aunque te quiera.
El tiempo se me hace tan corto, no encuentro casualidades, no encuentro hechos concretos que demuestren lo que siento, no existe nada que me explique por qué estoy aquí y no allá, pero vamos, así tiene que ser.
No me quiero rendir ahora, ya queda menos que al principio, he logrado muchas cosas, pero sigue doliendo, sigo cayendo una y mil veces, tropezando con la misma cuerda imaginaria.
Cuando más sufres, es cuando más el mundo te afecta, no es que el mundo sea malo y quiera matarte, sino que en realidad hace que todo te recuerde a lo que te hace sentir mal, te lo refriega, te lo escribe en un papel y te lo pega en la frente.
Cómo quisiera conocerme a mí misma, cómo quisiera predecir mis reacciones, cómo quisiera ser más fuerte y más indiferente, dejar de ver todo con la profundidad con la que miro.
Paso cada día siento que falta algo, un vacío de mierda que está ahí, y no se sacea con nada, tengo todo lo del mundo y no me interesa, lo dejaría de lado todo por una cosa, eso siento, no quiero sentir así, el deseo eterno de la humanidad de tener lo que es inalcanzable, ese deseo vive en mí día por medio, y le encanta hacerme caer.
Me siento miserable cada vez que pienso mucho, lo que tengo se me hace poco, y vuelven esos sueños torturadores, dolorosos, mentirosos, con espejismos y bromas de mal gusto.
Hace mucho que no me siento bien conmigo misma, y a veces siento que valgo poco, no vengo con mentiras, así lo siento, de qué me sirve tener tanto si cuando exploto todo eso se vuela en el viento, y a pesar de eso, defendería hasta morir todo lo que tengo, no soportaría que nadie viniera a hablar mierdas de mi vida, mi vida de mierda es mía, es mi paraíso, es perfecta.
Y no me contradigo, estoy segura, pero en el fondo. Tengo demasiadas ideas en mi cabeza como para ordenarlas en oraciones, se lanzan al precipicio y llegan aquí, nadie las llama, menos mal que escribo un poco rápido, de lo contrario no podría atajarlas.
Maldita y bendita Francisca, esa soy yo, la que se quiere mientras se odia, la que siente asco de sí misma mientras que a todo le pone su nombre orgullosa, esa Francisca, que todo lo supera llorando, se hace más fuerte de esa forma, deshidratándose y pensando.
No quiero perder lo que he ganado, no quiero quedarme así tampoco, quiero cambiar lo que no me gusta, que difícil sacar pedacitos de mi esencia, pero es necesario.
No quiero seguirme lamentando, hey Francisca, camina al lado de todos contenta, ellos están igual de cagados que tú.