.

.

sábado, 31 de julio de 2010

Yestertomorrow

No todos los días la vida se ríe en tu cara, pero cuando lo hace, no sabes exactamente como debes reaccionar. Yo me reí, me reí porque la ironía es tan perfecta, que no se puede equivocar. Y yo, aún no sé como reaccionar, qué es lo que exactamente debo hacer, estoy confundida entre lo que soñé anoche y lo que viví entre ayer y hoy. No espero que todo cambie para mejor, prefiero hacerme la idiota y no esperar nada, porque siempre al desarticularse los hechos y analizarse casi por cuenta propia, las cosas resultan diferentes, únicas, lo que esperabas se convirtió en la cuarta parte de lo que fue, sea cual sea su punto de vista, o sus efectos, positivos o negativos.
No sé si es una desilusión, no sé si es un cambio profundamente doloroso, o simplemente es reaccionar, darse cuenta de que todo lo que pensaste era más que un punto de vista demasiado superficial y aspirando a ser profundo.
Será un renacimiento de mi vida, será un nuevo comienzo, creo que se acerca el final de todo esto, sin quererlo voy abandonar mis creencias actuales y comenzaré a creer en otras cosas, aunque no tenga la seguridad de que crea con certeza.
Como quisiera no pensar, que en vez de estar un minuto en silencio analizando todo, mi mente estuviera en blanco, que mi forma de pensar tuviera necesidades más básicas, que no se meta en lo que no le corresponde pensar, que se calle, que para de ver el mundo tan profundo.
Ahora evito pensar, y cuesta, ahora espero que termine todo para sentarme a analizar, llorar, mentirme y volver a empezar. El final de algo es el principio de una nueva vida, es como si me reencarnara cada vez en algo nuevo, totalmente distinto, cambia el interior, y hasta el mundo cambia.
Siento que algo me ha estado tapando lo ojos por mucho tiempo, siento que no tengo voz, que tengo miles de cosas que quiero contar, pero nadie está escuchando, miento, hay gente que me escucha pero justo ahora necesito que lo hagan veinticuatro horas seguidas, que no descansen, que no deseen cerrar los ojos ni dormir por escucharme, alguien que prefiera lo que soy a cualquier placer mundano.

lunes, 26 de julio de 2010

Mentiras

Mientras él construye su gran castillo
ella lo miraba desde abajo
le aplaudía, lo alentaba
y él le creía a esas manos.



miércoles, 21 de julio de 2010

Change


Arrancar, correr, y morir en el intento. Y cuál es la mierda que me ata a lo mismo, y ni siquiera sé a que me refiero. No planeo correr de la vida, arrancar de las responsabilidades y de lo que pretendo, lo que quiero es huir, prevenir tropezar con la misma piedra imaginaria y escuchar las mismas palabras hirientes en mi cabeza, palabras mías.
No quiero vivir escribiendo de amor, no quiero morir recordando lo imposible. Todo es muy confuso y contradictorio, y a otro le puede sonar tan fácil y objetivo. No pido que alguien comprenda de lo que hablo ni lo que escribo, quiero entenderme yo y que al menos los otros lo respeten. Es increíble la cantidad de veces al día que cambio de ánimo, y no es el ambiente, soy yo, mi fragilidad, y mi capacidad para absorber todo sentimiento volátil y cercano. Y no me gusta tampoco mirar la vida con simpleza, si la miras así los detalles pasan desapercibidos, la simpleza es parecida a lo superficial, un asco. No quiero una vida feliz, hoy al menos no, una vida feliz es muy básica, es muy fácil, es muy rápida, si defines a tu vida como una vida feliz, no habrás hecho nada, se definiría por si sola, si dices que viviste sufriendo para ser feliz, tendrás mucho que contar, no todo gira respecto a una cosa, no todo gira en torno a la felicidad, el dolor es exquisito y exótico, la alegría es efímera y caprichosa. La ironía me alimenta, la risa lenta y tres pasos por los recuerdos. Malditos y asquerosos recuerdos, a quién no le gustan, son fáciles de mantener, y qué mierda es vivir de ellos, son tan seductores y engañosos, hermosos recuerdos que me hacen alucinar, es muy simple usarlos de argumentos, pero al final no valen nada, sólo valen por sus efectos, no por cada vez que recurrimos a ellos, sólo valen por lo que han provocado, sin necesidad de saber que ellos lo causaron.
Y todo se vuelve más confuso aún, qué quiero, es muy sencillo decirlo, y cómo saber si es lo que necesito, puedo desear con todo mi corazón una cosa, pero quizás no logrará ser lo justo para mí. Resentimientos, repulsivos sentimientos mezclados con recuerdos que se unen a la fascinante cadena del dolor, me hacen estremecerme y congelarme, y, ¿eso es lo mejor?. No tengo gustos fijos ni imaginarios, no tengo calma, no tengo silencio interior, sólo tengo una cabeza llena de ideas, llena de manías idiotas, perfectas manías, argumentadas, seleccionadas dentro de un gigantesco mundo para vivir aquí en mi mente. No tengo armas, no tengo herramientas, soy lo que soy por como nací, auto suficiente, y muy necesitada de los demás. Una extraña mezcla entre dos polos opuestos, que se mezclan se desparraman, se pelean, se muestran y crean caos en lo superficial. Cómo se puede explicar el deseo de salir a la luz de dos extremos tan diferentes, cómo existen juntos en un miserable cuerpo, quién va a ganar. No sé que tan lejos llegaré siendo obstaculizada con este par de fuerzas de rose, muy lejos llegaré, y seguiré hablando en futuro, gracias malditos recuerdos, hacen la perfecta armonía entre lo antiguo, lo actual y lo posterior.

lunes, 5 de julio de 2010

Postormenta

Llega un momento en el que te das cuenta que algo funcionó mal, la pila del reloj se acabó, pero quedan las esperanzas que sólo te atan a las ilusiones, a lo que quieres, pero no existe.
Sólo queda eso, soñar con que en algún día, todo sea como soñé, y que lo demás, lo que sobra se vaya, se pierda entre las risas y los llantos, que no me siga mirando con cara de que le debo algo. Extraña sensación de inseguridad conmigo misma, y es más extraña aún cuando no me siento preparada para nada, menos para ti, aunque te quiera.
El tiempo se me hace tan corto, no encuentro casualidades, no encuentro hechos concretos que demuestren lo que siento, no existe nada que me explique por qué estoy aquí y no allá, pero vamos, así tiene que ser.
No me quiero rendir ahora, ya queda menos que al principio, he logrado muchas cosas, pero sigue doliendo, sigo cayendo una y mil veces, tropezando con la misma cuerda imaginaria.
Cuando más sufres, es cuando más el mundo te afecta, no es que el mundo sea malo y quiera matarte, sino que en realidad hace que todo te recuerde a lo que te hace sentir mal, te lo refriega, te lo escribe en un papel y te lo pega en la frente.
Cómo quisiera conocerme a mí misma, cómo quisiera predecir mis reacciones, cómo quisiera ser más fuerte y más indiferente, dejar de ver todo con la profundidad con la que miro.
Paso cada día siento que falta algo, un vacío de mierda que está ahí, y no se sacea con nada, tengo todo lo del mundo y no me interesa, lo dejaría de lado todo por una cosa, eso siento, no quiero sentir así, el deseo eterno de la humanidad de tener lo que es inalcanzable, ese deseo vive en mí día por medio, y le encanta hacerme caer.
Me siento miserable cada vez que pienso mucho, lo que tengo se me hace poco, y vuelven esos sueños torturadores, dolorosos, mentirosos, con espejismos y bromas de mal gusto.
Hace mucho que no me siento bien conmigo misma, y a veces siento que valgo poco, no vengo con mentiras, así lo siento, de qué me sirve tener tanto si cuando exploto todo eso se vuela en el viento, y a pesar de eso, defendería hasta morir todo lo que tengo, no soportaría que nadie viniera a hablar mierdas de mi vida, mi vida de mierda es mía, es mi paraíso, es perfecta.
Y no me contradigo, estoy segura, pero en el fondo. Tengo demasiadas ideas en mi cabeza como para ordenarlas en oraciones, se lanzan al precipicio y llegan aquí, nadie las llama, menos mal que escribo un poco rápido, de lo contrario no podría atajarlas.
Maldita y bendita Francisca, esa soy yo, la que se quiere mientras se odia, la que siente asco de sí misma mientras que a todo le pone su nombre orgullosa, esa Francisca, que todo lo supera llorando, se hace más fuerte de esa forma, deshidratándose y pensando.
No quiero perder lo que he ganado, no quiero quedarme así tampoco, quiero cambiar lo que no me gusta, que difícil sacar pedacitos de mi esencia, pero es necesario.
No quiero seguirme lamentando, hey Francisca, camina al lado de todos contenta, ellos están igual de cagados que tú.