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sábado, 29 de mayo de 2010

Vida, no es tan solo vida

Me imagino mi vida a futuro, me imagino con un abrigo caminando entre árboles de otoño, pisando hojas, tomada de su mano. Imagen cliché, simple, cómoda, satisfactoria. Quiero un futuro entre edificios y áreas verdes, entre palabras y silencios explícitos, una película acomodada a mi vida.
Quiero algo tan excepcional que merezca ser contado, tan único que se repetirá, tan bueno que se desgastará de tanto ser probado. Quiero mirarlo todo, quiero tomarlo entre mis manos, quiero resumirlo en las palabras más simples, quiero amarrarlo a un hilo de pescar, y atrapar más vidas como la mía.
Quiero una vida así, quiero una vida convertida en ese algo, sin tener usar la palabra vida, para definir algo tan largo.

viernes, 21 de mayo de 2010

El mejor recuerdo


¿Cómo llegue a esto? ¿Cómo llegue a sentirte tan lejana? ¿En qué momento dejó de ser entretenido el juego? ¿En qué momento se perdió la magia? Pensó Alejandro mientras leía las cartas que Estela le escribió en su ausencia años atrás... En ese momento, ya no la sintió tan eterna como siempre la había sentido, se volvió limitada, una estrella del montón. Ya no te siento la misma, me pareces más simple, me pareces más extraña, ¿De dónde saliste? Deja que de mi boca no salga nada más que silencio, un silencio seco, no como el de antes, ese era un silencio que lo decía todo, ahora no, se volvió sordo, superficial, una muerte dolorosa. Parece mentira, tú, acompañada de tantas otras tú, no me has hecho nada, pero siento que me lo robaste todo. Pero, aún sigues conmigo, y todo lo que fue mio es mio. No entiendo, Cállate, no quiero oír más, te sigo sintiendo lejana Estela, ¿Qué hiciste ahora? Nada, lo sé, pero por qué siento que todo cambio...
Quiero recordarla como fue siempre, la de las palabras precisas, la de los pensamientos profundos, la de la armonía absoluta entre el cielo y el infierno, la que hacía que mi cuerpo se inquietara a tal punto de querer sacar fuera todo lo de adentro, lo humano y celestial... ¿Dónde está ella? A algunos pasos de él, pero... ¿Así la sentía? No, la pregunta era ¿En que parte de él ella se encontraba? Estaba en la piel, en la superficie, esa piel ya no es la misma, no es genuina, ya no es mía, no quiero que vuelva, ahora vete, vuelve cuando la vida nos encuentre.

No quiero mirarte, quiero cerrar los ojos, taparte con un dedo, vengarme de ti por no haber hecho nada. Esta vez, yo soy la mierda, yo soy la basura, tú eres la correcta. Pero, no me importa, no puedo manejar sentirme así, además, quiero sentirme así, no quiero que estés cerca, me gustas lejana, como recuerdo, como un murmullo.

Ese día, ella no regresó, a minutos de llegar a su casa, pensó, recordó, reaccionó: Ya no me quiere más, sabe la verdad, no lo necesito, hace mucho que aprendí a vivir sin él, algún día volveré, por ahora lo borraré, la puerta a otro abriré, y en silencio lloraré, pero procuraré, que esta sea la última vez.

Wel, it's over!


¿Cómo te das cuenta de que es el final de algo? Puede ser una palabra indirecta, un gesto asesino, una frase aniquiladora, o quizás una mirada frívola. Hay miles de formas de llegar a ello, pero ¿Quién más que tú puede notarlo? Absolutamente nadie más, ¿Cómo poder diferenciar cuando es algo efímero o eterno? ¿Cómo saber cual es la frase perfecta para definir en general el conjunto de acontecimientos que pasan en alguna etapa de nuestra vida? ¡No sé! ¡Paren de atormentarme! Tantas preguntas sin respuesta, y tantas respuestas que desatan a otras miles más, que no me ayudan en nada si no soy dueña de ellas. ¡Cállense todos, déjenme hablar a mí! O al menos acompáñenme a oír mi silencio.
Ahora sólo quiero sentarme a descansar, descansar en alguna estrella, mirándolos a todos y burlándome de su ignorancia, pero yo también soy parte del mundo de los ignorantes, no soy la más sabia, y nunca lo seré. Sólo seré lo que yo quiera ser, pero no se que quiero...
Quisiera mirarlos a todos para sentirme mejor, para tirarle la cadena a todo lo que no me deja vivir en paz, para establecerme en un profundo sueño, donde sólo mi mente este activa, donde tenga todo entre sus manos, donde sea narrador Omnisciente, dueña de un presente, pasado, y futuro absoluto. Quisiera simplemente abandonarlo todo, y dejar una huella enorme, que sea la medalla, de un triunfo inconcluso.

lunes, 17 de mayo de 2010

Ella, él no

Ella se despertó esa mañana con ganas de nada. Miraba el techo y no quería levantarse. Sentía que nada valdría la pena en ese día, que sería un día que podría eliminar de las millones de horas que hay en una vida, en su vida.

Él, por su parte, no sabía que ella estaba desperdiciando todo un día pensando en él, día que ella creía que no tendría ningún valor. Él vivía su día normal, con las mismas cosas de cada día, pero no sabía lo importante que iban a ser para él las decisiones de ella. Él si hubiera sabido lo que ella iba a hacer en esas horas, definitivamente, habría estado con ella toda la noche anterior, y el día, y quizás la vida entera.

Ella, no se lavo, no se vistió, estuvo mirando al cielo por una hora, y pensó, ''si vivo una hora más, no podré vivir sin él''. Entonces decidió comenzar a dar vueltas por todos lados, miraba su casa, que ese día estaba igual que siempre, media limpia, media ordenada, un poco iluminada, y un poco oscura, todo lo que iba con su perfil de mujer término medio, el término que siempre satisfació todas sus necesidades.

Mientras que pensaba en lo eterno de la vida, y lo duro que es no poder mirar todo con claridad, y estar cegada por sentimientos que no le gustaba sentir, él, caminaba hacia su trabajo pensando en otra mujer, su mujer, la que el repitió mil y una vez, la que ''buscó toda su vida''.

Él no tenía idea de la importancia que tenía él para ella, simplemente gozaba de su compañía, la sentía tan solo como un ser humano complementario para él, casi una extensión de su cuerpo, y la amaría en el centro de su corazón, pero él aún no lo sabía. Y continuaba caminando por las calles llenas de edificios, llenas de ruido, cables y personas tan comunes como él, o, ¿él no era común? Si, el si era común, era lo más común del mundo, pero ella lo consideraba único, tan único, que merecía estar en sus pensamientos durante muchas horas al día.

Para ella, él era el único, no conocía a otro, no sabía que había tantos como él en el mundo, y no se esforzó por buscar otro, le gustaba ese y sólo a ese quería, pero, ¿Cómo lo quería? Esa era la pregunta que se hacía esa mañana, ella no era tan tonta como para pensar que esto valía la pena, sabía que él no la amaba, sabía que él sólo la miraba como a otro ser igual a si mismo, como alguien necesario en su vida, pero con la capacidad de vivir sin ella. Ella no lo sabía, ¿Podría vivir sin él? ¿Podría pasar el resto de su vida ignorándolo, sin hablarle, sin comentarlo, sin buscarlo? Ella sabía que no, y también sabía que sí. Él era tan necesario en su vida, como ella en la de él, pero no equilibradamente, ya que, ella sólo lo tenía a él, y él la tenía a ella y a todo el mundo.

Su dilema no es simple, y él continúa su día laboral, una llamada de su mujer, un vaso de agua, un momento de satisfacción de la mano de un cigarro, la cantidad de latidos por segundo, la respiración normal, para alguien común y corriente, todo es lo mismo, todo es igual cada día en su vida feliz.

En cambio, ella, no mira el mundo así, se tiene a ella, su casa, su gato, sus plantas, y, ¿Alguna persona más en esa cuidad? No, hace más de un año que no, sus padres murieron, sus amigos desaparecieron, su vida cambió, cuando esta misma le quito todo lo que tenía, pero ¿Ella podría sobrevivir de plantas, paredes y mascotas? Si, pero era algo que ella no tenía claro, no sabía si era fuerte o era débil, sólo sabía que no todos los días eran iguales, que no todos los días valdrían la pena.

Pero no se rendía, seguía buscando palabras en su cabeza, y volvió a ocurrir lo que siempre le pasaba, sus recuerdos eran borrosos, no recordaba lo que había hecho la noche anterior, no era por el alcohol, ni drogas, ni ningún agente externo a su cuerpo humano único, si no que lo que tenía, y ella no sabía, era algo en su cerebro, en su mente, en su espíritu sobrecargado de experiencias que la desgastaron.

Ella había estado la tarde del día anterior con él, en su casa, y, como era casual, no lo recordaba, ahí estaba la razón de su angustia, pero el corazón es tan sabio que recuerda todo, pero no sabe como hacerlo llegar a su mente. Esa tarde, ella lo miró diferente al resto de las otras veces que habían pasado juntos comentando un libro, una película, hablando de lo hermoso de esa cuidad, sus parques, sus lagos, sus exóticas construcciones que parecen ser traídas desde fuera del planeta; todo eso lo disfrutó, hasta que una llamada telefónica interrumpió la belleza, la cual lo tuvo parado en el balcón durante más de quince minutos, ignorándola completamente a ella, el único ser viviente que lo consideraba especial e inigualable en el mundo, pero como es costumbre para un hombre común y corriente, no lo notó.

Él al regresar, miró la sala, estaba vacía, y adivino el lugar exacto donde ella se encontraba, camino hacia el gran librero de su cuarto, y ahí estaba, ella, con su cuerpo de mujer madura, pero con una esencia de niña sin protección, que llegaría sólo a descubrir horas mas tarde; la miró, ella sabía que él estaba ahí, cómo no saberlo, y la miró otra vez, profundamente, mientras inspeccionaba los libros que él pudo rescatar de tantos años viviendo entre letras. Ella soñaba que él la tomara por la cintura, le tirara los libros que tenía en las manos al suelo, y en sus brazos la tomara, y llevara a la cama que se encontraba cerca, pasaran la noche juntos con la ventana abierta, y la luna mirándolos, pero no fue así, simplemente él rompió el hielo, con la demostración de una necesidad básica, una frase que lo arruinaría todo para siempre: ''¿Tienes hambre? '' Lo peor que ella podría haber escuchado, esas palabras rompieron su corazón soñador, y con una madurez fingida, negó: ''Prefiero comer en casa, alguien me espera allá'' Y él, sin percatar lo que en realidad quiso decir, que se estaba haciendo trizas por dentro, la dejó en la puerta, la dejó para que se marchara, que se marchara para dar fin a la vida que ambos conocían.

Y esa noche pasó normal, cada uno en su cama, uno soñando cosas comunes y corrientes, mientras la otra soñaría lo que definiría su existencia, un sueño, el sueño que recordaría para siempre como el pie para tomar la decisión de su vida. Soñó, algo tan profundo y difícil de entender, que sólo ella y él lo terminaría interpretando de la manera correcta, y que el mundo sólo vería superficialmente.

Volvamos a aquella mañana, ella tomó un café, y aún sentía que ese día no valdría la pena, y aún no podía recordar que hizo mientras él hablaba por teléfono, antes de tener atracción por esos comunes libros antiguos, ¿Qué hizo? Aún no lo averiguaría, y lo que tampoco averiguaría, era que ella era la única especial en todo este enredo. ¿En qué íbamos? Ah, en ella, en su café, en su mente, en su día, pero él, a pesar de ser común y corriente, merece ser contado por que tiene que ver con ella, y mientras ella pensaba en él por milésima vez, él salía del trabajo hacia su casa, una típica y acomodada casa de ciudad, con todo lo que tiene una casa; y ella, que amaba esa casa, por que sentía que era mejor que su departamento viejo, y medio limpio y ordenado, había dejado una importante huella que significaría algo más que sólo eso.

Él comúnmente llego a su casa, se preparo la cena, miró la caja con personitas adentro que todos aman, la cajita mágica de la televisión, y así pasó todo ese rato, hasta recibir la llamada de ella, no ella la especial, si no de ella, su novia, y pocos minutos después apareció en la puerta de su casa, pisando las mismos sitios donde los pies de Ella habían pasado, y estuvo con él hasta media noche. En ese momento, no sabía que posteriormente ocurriría uno de los hechos que recordaría para siempre, la despidió en la puerta, como a todo el mundo, y ella se fue, se fue, y él jamás recordaría que estuvo en su casa. Y después se devolvió a su pieza, y como una persona comúnmente despistada, no había notado antes el papel que estaba encima de su mesita de noche y esas palabras, ese hecho, como he dicho hace mucho rato, y me encanta recalcar, sería tan importante como el resto de los otros. Pero ahora lo notó, por que estaba escrito que en ese momento tenía que ser, tomó el papel y leyó: ''Esto quizás nunca debió haber sido nombrado, pero el único motivo para estar aquí eres tú, pero yo no soy tu motivo, así que nada valdrá la pena''.

Y paralelamente en ese momento, ella recordó lo que había hecho: en el momento en que él la dejó sola, ella no se sintió más única, lo miraba desde el sillón como sonreía al hablar con ella, y sintió con la necesidad insaciable de hacerse daño, pero como un ser un poco sensato, corrió a la habitación de él y tomó un papel, ya estaba harta de todo esto, de vivir soñando con el mañana, y decidió dejar todo atrás, si él esa noche no la dejaba ir, ella se quedaría para siempre entre sus brazos, pero como ya sabemos, no fue así, entonces escribió esa frase más decisiva para el futuro de los dos. Y ya, ya lo había recordado, así que tomo su dinero, su maleta, su gato, dejó su vida, sus falsos sueños, sus cuadernos, y corrió a la estación de buses en busca del destino más lejano y adiós.

Y mientras ella arrancaba de él, él la buscaba a ella, corrió a la estación de metro, sin saber cual era el sentimiento exacto que lo llevaba a cometer dicha locura, se subió, y llegó al departamento de ella, pero, no estaba, él sabía que no estaba, pero, forzó la puerta vieja, entró, miró adentro, sólo vio plantas y murallas con tapices sombríos y humedad absoluta, que le refrescó la memoria, definitivamente, él era el único en su vida, encontró cuadernos enteros con su nombre en diferentes idiomas letras y colores, encontró las frases más hermosas jamás leídas. Si, definitivamente él era el único, no recordaba que ella le mencionara algún amigo, un familiar, otro ser humano, excepto la noche anterior, cuando ella le dijo que estaría en casa con alguien, se sintió culpable de no darse cuenta de ello, él la conocía tan profundamente, pero él no era ella, así que no pudo ver el secreto que bien guardado se escondía.

Estuvo en esa casa varias horas, y encontró un libro de tapa amarilla, con el título: SUEÑOS, y avanzó hasta la última página, y vio que la fecha fue de esa mañana, la mañana que inició el día más inolvidable de su vida y decía: Este sueño, sé que es diferente, fue el más real, el más real que una persona podría soñar, estaba en un árbol, el hogar perfecto, donde estuve pretejida por mucho tiempo, un día comenzó a llover, y decidí que si mi tronco me mojaba debía abandonarlo para siempre, ya que si era capaz de dañarme de alguna forma, jamás me protegería bien, y menos me haría feliz. Él fue la segunda persona en descifrarlo a parte de ella, él era el árbol, y no la protegió de una vida triste, no la mantuvo con él, no la valoró. ¿Cómo podría solucionar todo esto? No había forma, ella era tan especial, que cada huella que dejara en el mundo era imborrable, y a él lo dejo solo, buscándola, con ningún motivo más en este mundo, pagando el precio de ser común y corriente.