.

.

sábado, 7 de abril de 2012

Difícil no desviar la mirada, inútil mirar por la ventana. Ese último día fue un insulto a todo lo que he estado creando. Me conformaría con poco, pero aún así pediría más. Pediría más por alcanzarlo. Todo está en la mente, al menos lo que me tiene que tranquilizar por hoy. Qué sé yo de equilibrio; vuelvo a las preguntas retóricas. Qué pasó con la objetividad; se la llevaron, o mejor dicho yo lo permití. Necesito ordenar lo que está en mi cabeza y dejar de pensar en el final. Ver el cuadro completo serviría de mucho, pero mi mirada subjetiva se está comiendo todo lo que me quedaba. Necesito volver a mis cabales, necesito volver a ser yo. He esperado toda mi vida y ahora vengo a impacientarme. Qué es esto. Un fin de semana largo que sabe amargo y me arrastra a caer. Y más bien es una molestia, es un malestar, es un peso que no necesito en un día como este, necesito la objetividad. Volví a soñar. Pero tampoco estoy abajo, estoy de espectadora, esperando a ser protagonista. Debo dejar de esperar, pero no sé tampoco si debo actuar. Qué hago. Mentalizar. Discriminar. Ordenar.

martes, 3 de abril de 2012

Sentido

El sentido de la vida se cumple como una promesa. Me demoré tanto en descubrirlo. Ya no necesito falsos alientos, no necesito lindas canciones melancólicas, no necesito buscar respuestas, todo eso ya lo tengo. Deseo  cosas tan pequeñas, tan dulces, tan fáciles de cumplir y a la vez tan distantes. Pero es más fácil vivir cuando pides poco y actúas mucho. Una mente más objetiva simplifica las cosas, porque en verdad todo es más simple de lo que pensé. Y siempre se trata de actuar de la forma correcta. No cuesta mucho ser feliz, y tampoco cuesta putiar. Soy tan terrenal que se me olvidó como escribir. Me caí tan fuerte que aprendí a vivir, y gracias a eso soy lo que soy. Y volvería a caer si fuese necesario.