.

.

miércoles, 21 de mayo de 2014

Eso, lo cinético.

Hacia dónde voy en estos días, en medio de estos caminos que parecen ser los correctos. Eso no importa. Lo importante es que en ellos voy, con los ojos cada vez más abiertos, porque no quiero darme el lujo de vivir siempre dormida. Me paso los días creyendo que le doy respuesta a mis preguntas, pero en verdad las respuestas no existen, sólo existe la calma del momento, esa calma que nos deja dormir tranquilos esta noche, con la seguridad casi irrebatible de que todos los átomos seguirán tan unidos como lo han estado y jamás se caerán trayendo abajo toda la linda historia que hemos construido. 
Te quiero invitar aquí, a que a que conozcas todo esto que tengo adentro. Pero no puedo obligarte a nada. 
No se puede andar prometiéndole cosas a la gente sin saber siquiera si mañana estaremos vivos para cumplirles, ni menos pedir promesas para atar a los demás. No me conozco completamente. Las respuestas siempre se están renovando, las definiciones no dan abasto para lo inabarcable de esta única vida en la que estamos, la única que conocemos, la única que recordamos. Comprender me ayuda. Comprender es a veces tan doloroso, pero sólo la tranquilidad de la verdad nos mantendrá seguros. En mí no hay nada que seguirá igual para siempre, el movimiento es vida, por ahí van mis caminos.
No puedo quedarme aquí pensando en el futuro, no puedo quedarme aquí sin estar aquí. El sin sentido es el camino más corto, el más sencillo para perder la cabeza de un golpe, y, hasta luego.
¿Existirá eso del alma? 
Lo más simple es lo más hermoso.