.

.

miércoles, 27 de octubre de 2010

La calle, me mata

La decisión de salir de casa sin sentido aparente alerto a mi sombra que no me quería dejar en paz, dude unos segundos, el aire era frío y el cielo no era el culpable de que un par de manchas blancas nublaran su totalidad. Caminé las calles como si fueran el útero virgen de una quinceañera, y poco a poco fui entrando a un ambiente abierto totalmente infinito, cautivo y dispuesto a entregarlo todo, pidiendo algo a cambio, mi participación en el.
Tenía puesta la ropa más harapienta del mundo, caminé sin miedo, sin prisa, sin esperar casualidades, o quizás sí, pero eso era lo de menos. Alguna vez haz sentido ese instinto de defenderte de todo lo que se mueva, y también de lo inmóvil, como si en cualquier momento cayera un helicóptero y en un segundo mi cuerpo quedara aplastado, inmóvil, miserable y extasiado por la locura, moviéndose por simples impulsos, reflejos humanos. No sé si es posible dejar de imaginar cosas así, pero también tenía miedo de que la vereda cobrara vida y se comiera mis zapatos, que ternura, mis tristes zapatos, que lástima, no se pueden comer mis zapatos sin mis pies.
Y continué como si nada hubiera pasado, y en realidad no paso absolutamente nada, y aún sentía que la adrenalina estaba actuando más precipitadamente, ojalá que mis vecinos no me vean, no quiero saludarlos.
Creo que esto rompe un poco mi rutina, perdón, aquí nunca ha habido rutina. Me siento un poco incómoda, ¿así es como camino siempre?, tambaleo de un lado a otro, es necesario que tenga que pensar hasta en como debo caminar, me siento un poco diferente, oh no, ojalá que ese perro no me muerda, me gustan los perros, ¿por qué habría de morderme?.
Encontré una cara conocida, qué molestia, arrogante forma de pensar, un fastidio tener que sonreirle a quien ni desea saber como te encuentras, una lástima que tenga que vivir a pasos de gente así.
Cemento, árboles, gente fuera de la iglesia, las campanas calladas, el olor a primavera, acá ocurre algo extraño, personas, monoteísmo, política, religión, cuerpos, mierda en el piso, perros, milagros, cielo, nubes, camino, rejas, personas, personas, personas. Siento que todos me están mirando, ¿tengo cara de hereje?, doblo en la esquina y entro a aquel templo que tiene una cruz gigante y una campana. Ojalá que no estén orando, y sí, sí lo estaban haciendo, todos de píe frente a un hombre que tiene la atención, no siento nada cuando entro aquí, ¿debería sentir algo?. Me acerco a la persona que busco, y no es exactamente Dios, es un humano como yo, y le hablo, me escucha, e interrumpe su profunda oración a causa del diálogo que esperaba intaurar. Fue simple, eso fue todo, salí y aún creía que me seguían mirando.
Y quizás me estaban mirando, o era mas probable que sea yo la que los estoy mirando a todos, ¿les debo algo?, hey, no es la forma correcta de referirte a esas personas que se están convirtiendo en tus amigos imaginarios, para de maltratarlos dentro de tu mente, qué gracioso, qué me importan.
Y de verdad, tenía que hacer muchas cosas esta tarde, y no me importó, un año en casa fue un infierno, quedarme callada con los insultos de doña mandona me dejaba exhausta, nunca había inventado tanta gente en mi vida, tenía que inventarla, o si no con quién hablaba. Entonces salir a la calle fue un golpe de magnitudes grotescas, cruzar la calle fue lo peor, los autos querían matarme, ¡Lo juro!, además que los conductores tenían la piel verde, eran zombies, ¿o no?, no, la verdad es que mis amigos imaginarios querían jugarme una broma. Crucé la calle gracias a que un hombre hizo un gesto con la mano que creo haber interpretado bien. Cómo es que los perros cruzan con tanta confianza, ¿por qué a ellos no los quieren matar y a mi sí?, espera, no te quieren matar, era una broma.
Y llegué al otro lado, y podía ver el pedazo de cielo que había dejado atrás, había algo en los rostros melancólicos de esa gente, estuve mucho tiempo encerrada, pero mi intuición no me falla, o al menos nunca lo ha hecho, todo se estaba poniendo naranjo, cómo pueden estar todos mirando al suelo teniendo tantos colores frente a sus ojos, cómo pueden. Me dio nostalgia, ese atardecer era el más largo de mi vida, y siempre habían estado ahí, al rededor de 367 atardeceres que me perdí, no importa, este supera a todos los demás.
La verdad es que salí de casa para comprar un cuaderno, el mío se había acabado y tenía que escribirle un par de cosas a mi permanencia, habían tantas ideas en mi mente, no quería dejarlas encerradas. El señor de la tienda me mostró muchos cuadernos, no sabía que había tantos en este mundo, un cuaderno es un cuaderno, para qué será necesario tanta variedad, y escogí uno, difícil elección, fue un cuaderno de niño, y lo demás fue más fácil porque me gusta el azul.
Volví por donde había llegado, la gente ahora me ignoraba, o yo los ignoraba, no sé, ahora todo se hacía más rápido, no me di ni cuenta y ya había cruzado la calle, y sobreviví, llegué a mi casa, abrí la reja y sentí el olor a atardecer que nunca fue tan intenso, entré y salté de felicidad. Misión cumplida.

Con respecto a lo que sentí en los rostros de esa gente, era verdad, algo ocurrió ese día, un hombre había muerto, un hombre, un anciano, que alguna vez conocí, la imagen que vino a mi mente al saber la noticia fue su cuerpo sentado en una silla, pensando, recordando su vida entera creo, qué hombre más interesante, no me importa lo que haya hecho en esta vida, el recuerdo que tengo de él, no me lo quita nadie.

martes, 26 de octubre de 2010

No es suficiente

En resumen, odio saber la verdad, detesto cambiar de pensamiento cada mañana, me molestan las discusiones de las voces de mi cabeza, no soporto la incertidumbre, no soporto nada, y me frustro. Despiertas cada día pensando en que será diferente, así lo es, y es detestable que se mezclen mis sueños con la realidad, creer haber encontrado algo que en realidad fue parte de un simple sueño, es una neblina que cubre mis ojos matutinos, esto huele a mala suerte.
Calma, la repulsión es un síntoma que ya conoces, asqueada de mirar tanto a los ojos a al gente, tantos ojos mentirosos; psicópata, me escondo, y no puedo mantenerme tanto tiempo escondida, no me funciona la soledad, quiero, quiero con furia, garras y dientes, pero no tanto como ayer, ser realista te vuelve frío... puedo hacerle el quite fácilmente a estar de acuerdo con todo, hoy esto me da calambres, me hostiga, me harta de tanta fealdad, ver piel quemada y cayéndose es más agradable que tocar su cielo humano.
No me dí cuenta, esta simple realidad se convirtió en mi todo, ojos discretos buscando una sola cosa, sedienta de nuevas experiencias que me distraigan, harta de tener que pensar en las mismas ideas encerradas en cajas sin límites, escondidas, calladas, cubiertas de polvo y de miedos; piel, defectuosa piel delatadora, tanto, tanto por andar y construir encima de la nada, tanto que puedo lograr y me estoy encerrando en esta mierda despechada. Me callo, silencio cortado por el ladrido de un perro, es que mis ideas a esta hora de la noche comienzan a dispararse en un frío campo de guerra rodeado de girasoles y lirios muertos, chatarra de autos cubiertos de cenizas, disparándose insultos monstruosos de seres humanos cegados por la rabia, mis ideas estúpidas comen rabia, el amor no está jugando conmigo, el amor ni siquiera me ha mirado.
Que insulto más grande a mi esencia, insultos que me hacen llorar de tanta ironía, graciosa ironía, me río y se rompen los castillos de cristal, civilizadamente, quién puede juzgar-me.
No quiero depender de nada esta noche, quiero ser yo y evaporarme, vapor, en eso me quiero convertir, y caer a la tierra con rabia y más fuerza. Todo de lo que he dependido es la nada, no es suficiente, suficiente para nadie, menos para mí. ¿Pido mucho?

martes, 19 de octubre de 2010

...

A modo de prueba me someto, me construyo, me desplomo. Cada lluvia de pensamientos es un castigo, no me canso, no estoy satisfecha. Pasan las horas, y no llevo nada, no hago nada, omito.

martes, 12 de octubre de 2010

Continúa


Cómo acusas a un cuerpo de no querer continuar, hasta dónde uno conoce a los demás. El problemas es bastante simple, ni siquiera me conozco a mí misma, necesito ayuda, necesito apoyo, y mientras más me conozco, me doy cuenta de que necesito cada día con mayor fuerza vivir en una existencia desnuda de mente y alma. Las capas que se encuentran dentro de un cuerpo son accesibles, una apuñalada en el lugar preciso y puedes hacer estallar órganos y arterias, es demasiado básico, pero cómo dañas un alma, no tienes idea, porque cada puta persona es distinta y ni siquiera sabrá uno mismo cómo es.
Me miró tanta gente a los ojos y me dijo continúa, y yo no estaba ahí, yo estaba escuchando mi mente podrida de tanto mentir, mi mente cobarde, con repentinos ataques de miedo. El peor dolor que se puede sentir es el que se hace uno mismo, una idea se planta en una mente, una idea negra que lo daña todo, una idea brutal y dolorosa, pero simple. Suena a película, pero a mí me pasó. La persona que más me hace daño soy yo, yo no me permito ser libre de hacer lo que quiera, me critico, me esfuerzo por ser otra que no soy, nunca estoy satisfecha, no paro de quejarme. Mientras más pequeña la idea más me atormento, me culpo por sentirme así por algo tan básico, me culpo por no saber superar las cosas, luego vienen lluvias de malas ideas, lluvias ácidas de miedos que no existen, una película de terror donde la única escapatoria es sentirse aún peor, arrepentirse de algo que no merece arrepentimiento, arrepentirse de sentir como sienten todos, castigarse por llorar y sufrir humanamente, y eso es un peso que hace que todo los dolores del alma pesen el triple.
Mi esquema es tan frágil, mi alegría es tan fácil de manipular, nunca soy dueña de nada, y yo soy la que más me hago tropezar, olvidaste que lo simple es lo mas bello, olvidaste que las palabras mas hermosas siempre salieron de tu boca, olvidaste esas mismas cosas que le dices a todo el mundo, de qué te sirve decirlas si no te las crees, si tú no te las crees, por qué el resto tendría que hacerlo.
El tiempo se pasa tan rápido, lo que dura la vida de una mente no se mide en años ni meses, se mide en la cantidad de veces que se muere, la cantidad de veces en que todo cambia, la cantidad de veces en que te levantas con otra perspectiva, todas mis muertes giran en torno a algo, últimamente no lo han hecho por mí, casi siempre son cosas que deberían afectarme mucho y no lo hacen, y dónde entran las cosas sin importancia, entran en ese espacio en que no dejan a mi mente morir. Una vida, una mente con sus miles de muertes, no podría si no seguir falleciendo para continuar, para tropezar con menor intensidad, para crecer como se debe.
Una mirada dentro de mí me vasta para darme cuenta de que me queda mucho por aprender, una mirada dentro de mí me vasta para entender que lo primero que se necesita es autosuficiencia y existir.
Cómo pido que me entiendan sí aún no me puedo comprender, avanzo a paso de tortuguita, pero aún así no me quiero quedar atrás, hay mil formas de ser humano, y la forma más básica es cayendo, para caminar se necesita tropezar, para avanzar se necesita besar el suelo aunque no suene muy tentador. Me duele ser tan injusta conmigo misma, qué quiero ahora, quiero desear con simpleza y no suponer nada. Quiero levantarme y que el solo hecho de estar pensando alegre sea motivo de todo mi día, quiero que sus miradas se enfoquen en ustedes mismos, y dejar de pedirles sin que lo sepan que no se aparten nunca de mí, estoy sola con todo el mundo al lado, una mentira que me invente no sé para qué, no recuerdo desde cuándo construyo castillos de tantos malos acuerdos conmigo misma, desde cuándo que miento de esta forma, y desde cuándo deje de reírme como me encantaba.
C-O-N-T-I-N-Ú-A... me mire a mí misma y no me mentí, lo que quiero con más ganas aún es continuar, olvidando que me puedo sentir así de nuevo, y soportarlo, dejar de criticarme por no ser perfecta, o a lo mejor algún día seré perfecta imaginando que todo lo que hago está bien, pero no quiero seguirme mintiendo y tratando de promover ideas que al final no llevan a los mejores sitios de la mente. Pensar en silencio, calmarme y dejar de llorar, golpearme a mí misma y despertar, despertar de este sueño de tortura, este hoyo ni siquiera tiene profundidad, dónde veo tanta obscuridad. Continúa por ti, por nadie más que por ti, aunque cueste creerte a ti misma, al final de todo a la única que tendré conmigo será mi conciencia y el recuerdo de que viví para mí sin castigarme por ser egoísta, sin castigarme por nada, sino premiarme por haber vivido simplemente, y poder mirar mi cuerpo muerto en el suelo, frío, mi cuerpo que sirvió para transportar lo que de verdad importa, transportar una vida valiosa que se define a sí misma como una vida maravillosa.

domingo, 10 de octubre de 2010

La verdad es que tengo un miedo incómodo, matinal y enfermizo, que me hace retorcer de dudas y preguntas, siempre ha sido así, pero las distracciones antes no estaban. Cuándo sentí tanto, cómo me aferre tanto a una mentira, olvídate de la inestabilidad, olvídate de que alguna vez sufriste, y a la vez olvida el momento en que lo olvidaste.
En qué se convertiría una vida sin el favor del olvido, en qué se convertiría una mente que no para de recordar, no me gustaría tener esa mente, me pregunto si podría existir alguien capaz de vivir con eso.
No sé muy bien de qué quiero vivir en este minuto, no sé muy bien si quiero continuar sin alejarme. Un golpe, una caída al piso, una vida en círculos perfectos, una vida que definitivamente no me lleva a ti.

jueves, 7 de octubre de 2010

Then...

La fugaz partida de lo infinito, la singular forma de amarrarme a mi propia verdad, qué simple forma de ver lo inactivo, que explícita ocurrencia de cambiar. Las paredes me protegen del frío, y qué sé yo de frío, qué sé yo de la verdad, lo único que sé es que mis pensamientos son infinitos, y que ni siquiera al morir me dejarán en paz. Qué quiero, quisiera saberlo, es más fácil saber lo que no quiero, y aún así me confundiría, aún así tendría miedo. Qué cambió en mí, las sombras en el patio comienzan a tener identidad, las conozco, ya no son extrañas, me parecen tan atractivas. Mis pisadas complacen lo que deseo recorrer, mis ojos ven lo que desean ver, y todo funciona tan perfectamente, esta armonía que esperaba se cumple, qué miedo, me dejo caer. Mis ojos no son tan profundos como querría, pero ya no se sienten tan cansados, dónde está lo absurdo de este párrafo, dónde se encuentra lo que en verdad soy. Por favor, deja de esperar la melancolía, por favor, deja de llamar a las sombras sin nombres, por favor, apaga la luz y tan sólo duérmete.