No puede ser malo sentir el alma dar vueltas dentro del cuerpo, acomodarse, estirarse, llamar la atención para que jamás olvide que ahí adentro estoy yo, porque no soy necesariamente a la que reconozco en el espejo. No sé de qué estoy escribiendo pero siento que debo hacerlo, siento que es mi responsabilidad dejarme fluir y vertirme aquí, sin miedo, sin esperanzas de que algo cambie, sin esperanzas de ser diferente. He sido cobarde, me he mentido a mí misma, he hecho callar a la voz interna cada vez que intentó avisarme que no estaba siendo sincera. Ya empecé pero no sé cómo terminar, estoy cansada, de qué, no hay motivo para quejarse, lo mejor está a punto de empezar.
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