Que abran la caja negra significa que nunca estuvo cerrada completamente, aunque yo haya sentido por un hermoso instante que así lo era. Entonces quién tiene la culpa, ya no puedo echármela a mí, ni a nadie, ya es demasiado tarde. Comienza la vista panorámica, el olvido borra los detalles, quizás sea más fácil entender lo esencial. Quizás el eterno intento de no quedarse estancada me lleva a mirar a otros horizontes, a perderme en tierras lejanas, con la certeza de que en algún momento tendré que volver. Es probable que tenga que aprender de la forma más melancólica que no siempre se puede ganar, que hay que agachar la cabeza y continuar, sin poder hacer nada, sin esperanzas de la tierra prometida, sin miedo y con resignación. Así algún día no será más que una nostalgia ahogándose. Ya no puedo seguir buscando respuestas a algo que está más allá de lo que cualquiera puede entender, ya no puedo seguir quejándome, evitando dar el brazo a torcer. En algún momento solo podré ver la luz de una estrella ya muerta hace millones de años. Es que no se le puede dar nombres al rompeolas que se tiene en el pecho, no se puede buscar el origen del encantamiento, no se puede nadar contra la corriente. Es simplemente tristeza, una tristeza que me recorre libremente, que no tiene orgullo, que sólo quiere fluir sin tener que esconderse en alguna parte. Quién soy yo para detenerla.
"Conocer la otra mitad es poco,
comprender que solo estar, es más puro"
Vivo, Gustavo Cerati
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