.

.

lunes, 7 de marzo de 2011

Innecesario

A veces me agrada el anonimato, me gusta la indiferencia de quién no entiende nada de lo que escribo, nada de lo que digo, nada de lo que hago, nada de mí. Me gusta ese faro que se desprende y está más ligado a los barcos que a los barqueros. Nadie me está retando, nadie quiere competir con migo, pero aún así estoy compitiendo, por qué suelo hacer cosas innecesarias, por qué pocas cosas resultan razonables. Suelo escribir preguntas que nadie contesta, suelo esperar que pase la estrella fugaz que me mienta y me enseñe un sendero que al igual que todo resulta innecesario, y se funde con las rocas que está llorando mi faro, apagado, silencioso, mi faro mutilado.
Es difícil querer unirte a otra cosa y abandonar este cuerpo que me limita, es común querer ocultarme, o mejor camuflarme, a veces resulta, pero resulta innecesario, equivocado, porque si me camuflo y me escondo nadie entiende de qué mierda estoy hablando.
Entonces escucho la lluvia y disfruto, quiero fusionarme pero no lo siento, me fallan las ideas, me fallan los recuerdos, escribo y escribo más que nunca, me limito a esta expresión literaria que surge de mis dedos, no quiere salir por mi boca, no quiere creer en nadie, no quiere llorar con nadie, no quiere estar sola escribiéndole a nada... esta expresión literaria quiere ser leída, y se lamenta porque quizás no se entienda, no se da a entender, se volvió débil, diferente, es que nadie puede opinar de lo que no tiene idea, nadie debe.
Qué es realmente ser innecesario, ser innecesario es que nadie te quiera volver a crear.

No hay comentarios:

Publicar un comentario