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sábado, 26 de marzo de 2011

¿Inagotables?

Es común que los grandes milagros del universo sigan ocurriendo, y que a la vez se sigan acabando, se sigan muriendo, sin que nadie los mida, sin que nadie se de cuenta, sin que nada ni nadie pueda evitarlo.

Mi itinerario está algo pesado, tengo deseos de dedicarme a escribir sobre las inquietudes del hombre, de ese hombre actual que puede darse el lujo de sufrir por sus existencialismos, que tiene el derecho de debatir y poner en duda todo lo que ha existido, todo lo que se ha logrado, todo lo que se ha inventado. Mi idea se ve opacada por ese lado superficial y humano que me hace mirar a los demás de una forma diferente, tratando de buscar algo que tenga en común con esa gente, no debería mirar a nadie, qué derecho tengo yo sobre mí para indicar a mi mente qué debo hacer o no, este criterio se está comiendo todas mis ideas humanizadas, sobre todo las que quieren llegar a convertirse en Dios.

Pero no quiero cansarme de escribir sobre los pensamientos que se están volando y nadie los atrapa, por creer que volverán a ser pensados, y la verdad es que, nunca volverán, lo siento, hay millones de ideas desechadas en lugares de nuestra mente que nunca han de volver a ser tocados por manos de nadie, se quedarán ahí como esperando el fin del mundo, o el fin de la vida que les ha tocado por ahora; entonces ya cansados de esperar, se resignan a morir y convertirse en la nada, la bendita nada que libera a ese todo extraviado y desapercibido. Hay muchas cosas que no serán pensadas dos veces, qué injusticia más grande con los deseos ocultos en aquellos rincones de nuestra conciencia, espero que el inconsciente se haga cargo de eso, quizás existe un poco de justicia en este mundo, espero dormir tranquila esta noche.

(Mezcla inusual de dos ideas separadas por semanas de distancia; es extraño que colisionen dos pensamientos totalmente anexos el uno del otro, es extraño, pero veo que jamás será imposible.)

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