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sábado, 5 de febrero de 2011

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Es como si la demencia tuviera otras fronteras, volvió la inspiración de un golpe y me pilló bailando en los pasillos de la casa. Es incompatible la libertad con el aburrimiento, creo que todos somos presos alguna vez de alguno de estos antagónicos conceptos. Es como si el viento, la brisa del viento cliché, acariciara mi risa y la hiciera más fuerte, tan fuerte que lo demás comienza a oírse más despacio, tan despacio que casi no se oye. Entonces ya bastante tocada por la demencia, me entrego a los caprichos de mi yo fragmentada, las pulgas de mar saltan encima de mis pies descalzos en la sima de aquella montaña, la imagen absurda, confusa, forzada, aspiro el aire puro de la tierra prometida, como si de verdad creyera en cuentos de hadas.
Comunico un sutil mensaje de Estado, todos deberíamos ser sinceros, espontáneos, así con toda confianza contaría que es lo que tengo entre manos, mis obscuros propósitos serían rebelados, y reiría con más ganas, es como si no pudiera mentir a mi lado, ojalá que de las cenizas no renazca un ser humano.

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