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domingo, 5 de junio de 2011

Dark sky

El cielo parece estar desahogándose, hace mucho que quería llorar, y hoy llora para que nuestros ojos puedan dejar de llorar. Afuera el poste se apagó de repente, e igual me daba miedo mi perro ladrándole a la nada en la ventana. Es casi temprano y a la vez es casi tarde, siento que hoy el tiempo paso a su modo para variar, a mí no me importa redondear en lo cotidiano. Es extraño desear calor sabiendo que hace poco sólo quería morirme de frío, es uno de esos milagros de la naturaleza que te enredan en un laberinto con puertas y ventanas, hay lugar por donde salir, pero si sales te cagas de frío. Aún no descubro qué hago aquí, pero me siento cada vez más cerca, me siento tan diferente, qué importa, ya estamos a mitad de año y la eternidad se ve un poco lejana. Me da nostalgia la travesía, el viaje, the journey, como quiera llamarle, al final da lo mismo, es tan simple como dejar atrás algo que ni siquiera tenías en cuenta, y de todos modos se espera olvidar lo que te tenía atado al mismo lugar sin salida. El tiempo se pasa tan rápido, mis ambiciones personales se van llenando con plantas, con libros, con juegos, con recuerdos de la infancia, cada día quiero alejarme más de lo que me atormenta y hace que pierda las esperanzas; tengo miedo a crecer y por eso aprovecho mi tiempo para no hacerlo. Me suena ilógico que ayer mismo quisiera ser grande para tocar el cielo con las manos, porque ahora prefiero sentirme pequeña por fuera y sólo grande por dentro, qué me importa lo que vean los ojos, creo que en ese aspecto los ciegos han visto más que yo. Prefiero no escupir al cielo y calmarme un poco, me encanta la lluvia aunque me inflame la garganta, por fin voy a poder respirar sin miedo a que mis pulmones se vuelvan oscuros, gracias cielo, tu llanto nos baña.

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