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miércoles, 29 de junio de 2011

Cursi lluvia

La nostalgia siempre es mi buena opción, y junto a la desesperación son muy buenas amigas. Se reúnen a planear mil maneras para volverme loca, y lo están logrando poco a poco. Me divierten, se entremezclan, se separan, me hunden y se desarman. Quieren que deje de pensar en cosas coherentes y que me deje llevar. Y cuando se confunden y se mezclan con las esperanzas, ni yo puedo pararlas. Calma, parar de construir castillos de ideas vulnerables y débiles. En cualquier momento viene el lobo, sopla y se lleva todo, comprendo que perdí tiempo acumulando sueños, sueños de cosas que ni yo recuerdo. Es comprensible, nadie puede estar cuerdo mucho tiempo, me sentí demasiado aterrizada y decidí volar. Todo coincide con que este es el momento preciso para olvidar un poco y recordar realmente quién soy, y que el tema que siga esta línea no sea digno de mi arrepentimiento, eso espero. Al final seré yo sola contra el mundo, acorralada por lo que quise ser y no pude. No puedo perdonarme llegar a ese punto, no puedo perdonármelo porque sería toda una vida desperdiciada, sin coincidencias maravillosas. No puedo dejar que mi pasado sea sólo miedos, debo subir y bajar, y probarlo todo, y saber que hice todo lo posible por ser yo, yo desnuda, con agua de lluvia en el pelo.

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