.

.

jueves, 26 de agosto de 2010

Miedo piadoso.

No quiero nada más en este momento que salir corriendo, no quiero mirar a todas partes, no quiero mirar a nadie, no quiero que me miren, estoy harta de tener que vivir estos momentos culmines después de tantos recuerdos, no me gusta tener que pensar en todo lo que pasó, no puedo. Mirar atrás se me hace tan doloroso, sobre todo cuando te lo recuerda alguien que quieres. Me repiten las mismas cosas que nunca me gustó escuchar, se me agotan las lágrimas de tanto llorar. Está todo junto, ahí en un paquete, todo incluido, me obligaron a abrirlo, y también me obligue. Son las pequeñas cosas que se van acumulando, son pequeñas grandes cosas que me van raspando, qué dolor más grande tener que llorarlas, qué dolor más grande recordarlas. Tengo tanto miedo, me siento tan desconsolada que cualquier palabra se hundiría en el fondo de mí, siento como el reloj clava sus agujas en mi cuerpo, siento como las luces me quieren cegar. Tengo miedo de seguir avanzando, tengo miedo de caerme otra vez, es un cliché muy bien planeado, y al que lo planeó, lo mataré.
No lloro por un tú, no lloro por un todo, no entiendo por que lloro, pero se siente tan fuerte que correr y llorar son opciones demasiado tentadoras, y en tentación voy a caer. Este miedo me invade las ideas, este descuido externo me va a doler, qué me importará el mundo mañana, una mierda, al parecer.
Cómo no extrangularme de la furia, cómo evitar este hermoso impulso que me lleva a arrancar, no quiero hacer otra cosa que estar muy lejos, donde ningún tipo de palabra me pueda palpar. Siento como mi cabello mojado me congela la cabeza, siento como mis píes se comienzan a enfriar, siento como mis ojos se hinchan de llanto, y como a mi nariz le cuesta respirar. No quiero sentirme como un trapo de nuevo, porque en un trapo me convertí. Mis latidos se oyen tan lejos, de verdad en esto me convertí. Y no encuentro la razón exacta de tanto escándalo, no entiendo como estas cosas llegan así, aquí, despacio, de a poco, cambiantes, serenas, mentirosas, sin fin. Sigo con miedo, pero el miedo desea apiadarse de mí, no sé si yo soy la que no lo deja, no sé si ahora disfruto sufrir. Que inoportuna ocurrencia del mundo, que poco valiente forma de resistir.

1 comentario:

  1. A veces cuando me sentía así, me relajaba y aliviaba tanto hablar con amigos, me hacían ver lo que era incapaz de ver por estar mal, a mi al menos me fue de gran ayuda, fueron un pilar fundamental para mi. Bueno, eso :p

    Saludos

    Uthanien

    ResponderEliminar